lunes, 13 de abril de 2009

Como dirían por ahí: Me llené de mocos.




La semana pasada en una tediosa (y siempre pesada) reunión familiar se llegó al tema de las fotos: las fotos de los matrimonios, las fotos charras, las fotos de los borrachos, las fotos de la finca, muchas fotos que a la final poquito me importaban. Hasta que alguien dijo: LAS FOTOS DE LOS NIÑOS DE LA FINCA!!. De inmediato miré con los ojos muy abiertos a ver de qué niños estaban hablando porque si se referían a mí si me interesaría mucho, porque lamentablemente perdí la mayoría de mis recuerdos fotográficos de entonces. Y fue enorme la felicidad que sentí al saber que un tío, que vino de visita y que cuando yo era pequeña estudiaba fotografía, tenía varias fotos mias y había tenido la maravillosa idea de escanearlas y traerlas.
Me dispuse a verlas y puedo decir que me dió de todo. Entre nostalgia y felicidad. Nostalgia por verme así de chiquita, así de linda, con un mundo ofreciendome un abanico de oportunidades, con una sonrisa limpia y sin problemas, con unos ojos que se despertaban con el único interés de acariar un gato, correr con un perro, subirse a los árboles o jugar con barro.




Felicidad porque no cambiaría por nada la finca en que crecí, tuve mucho contacto con la naturaleza, con los animales y le debo mucho a eso. Recordé muchas cosas que sentía en aquel entonces, por ejemplo aquella sensación de querer vivir en los árboles, allí subida sin hablar con nadie, con un gato que se subía a mi lado o con un perro que me ladraba incansablemente desde el suelo al verme allí trepada. Recordé las largas caminatas para ir hasta la escuela, mis faldas y mis botas pantaneras. Recordé la arepa con huevo que me empacaba mi mamá para desayunar en la escuela, recordé el niño que intentó besarme y que me se ganó una enormé patada en no recuerdo que parte del cuerpo, pero sé que le dolió. Recordé muchas cosas que había olvidado recordar.



Recordé lo unida que era mi familia. Pero también lo ajena que siempre me sentí.




Me llené de nostalgia, admiré lo hermosa que era. Me gusta como se veían mis ojos en aquel entonces. Por unos instantes desee poder devolverme, tener la oportunidad de volver a decidir, de volver a empezar, de tener otra vida y no cometer los mismos grandes errores que ya no tienen vuelta de hoja, desee poder devolverme y deshacer recuerdos, retener vivencias, retener aprendizajes y devolverme a hacer una vida más soñada. Una que me parezca menos ridícula. Desee con toda mi alma escribir en un papel los nombres de auqellas personas que quisiera volver a conocer, echarmelo en un bolsillo, volver a ser niña y con esos ojos que tenía buscar por todas partes a esas personas y volverlas a conocer. Volver a admirar todo lo que admiré .... pero ya pasó, ahora solo las miro y me dan ganas de no pensar más, ganas de no mirarlas más, de no volverme más vieja mirando hacía atrás y queriendo cambiarlo.



Ya pasó ... ya desperté.